La Palabra

    La palabra “pide la palabra” de la palabra “palabra”. Tiene facilidad… a la primera, la alza, lleva, dirige, mide, pesa, empeña, da… es mayor. También se cruza, gasta, quita de la boca… es menor.
   ¿Por qué ha de ser: hiriente, demoledora, grosera, obscena… palabrota? ¿O: rebuscada, olvidada, obsoleta, hueca,  ociosa… palabreja? ¿Para qué: al aire,  vana, inútil, falsa, necia, desvirtuada… palabrerío? ¿Es de ella esclava?
   “En pocas palabras”, en ella no se agota. Puede ser de bienvenida, formal, pensada, alusiva… respetuosa. De experiencia, positiva, sencilla, breve, humilde… apropiada. Bajo ella, de honor, honesta, constructiva… revalorizada. Tierna, generosa, comprensiva, de consuelo, perdón, cuidado… A-mor. Justa, sana, sincera, armoniosa… virtuosa, sabia, suelta, libre…
   “Palabra por palabra”, ni falta, ni sobra; no es pesada ni liviana; ni ácida, dulce o amarga; ni fría, ni cálida; ni vacía, ni cargada; ni dura, ni blanda; ni buena, ni mala… “fácil de digerir”.
   La palabra “tiene la última palabra”: ¡Palabra! En la punta de la lengua, escrita, flotando en el aire, a los cuatro vientos… Es más que ella… Don y poder. Sujeto y Predicado. Mensaje… Mágica, original, de Vida. Creación, des-cubrimiento y recreación. Nada y Todo. Humildad, Veracidad y Caridad/Compasión. Sentido, elección y decisión. Esperanza y Libertad. Iluminación. Hermandad, Unidad, Integración: Paz. Desde el principio, el  Verbo… “santa palabra”, textual: “Palabra de Dios”.
                                                           María Irene Giurlani

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